Comando Sororidad

Comando Sororidad es un colectivo feminista, creado en Jaén, que lucha contra la imposición patriarcal y machista, realzando los lazos entre mujeres.

“Nuestra organización nace de la inquietud y la necesidad de encontrar un espacio nuestro, continuo y de reivindicación.

Entendemos como amplia la implicación del feminismo, por lo que tratamos de ser concisas y acortar el término. Las mujeres de Comando Sororidad entendemos un feminismo de clase, que reivindique la posición y el derecho fundamental
de ser de las mujeres trabajadoras y obreras, así como su recuerdo e importancia dentro de las luchas sociales, siempre acaparadas por compañeros. Por esta misma razón, y siendo consecuentes con esto, somos anticapitalistas y antifascistas.
Para nosotras, el “ni amo, ni dios, ni patrón, ni marido” es un eslogan que deseamos como real. Entendemos el sistema capitalista como sistema de desigualdad social, económico y político, que principalmente oprime a las mujeres, como eslabón
último de la cadena, y de la misma manera incluimos a su hermano gemelo, el fascismo. De la misma forma, y siendo consecuentes con esto, no podemos dejar de lado la realidad de dualidad “opresoras-oprimidas” que vivimos y es por ello que
nuestro colectivo también se determina interseccional: Nosotras, mujeres blancas y occidentales, tenemos el compromiso de realizar una deconstrucción de privilegios perjudiciales para otras compañeras.

Comando Sororidad está formado por muchas individualidades, todas como cada una de nosotras lo forma, es por ello que nos consideramos, en el conjunto, no pertenecientes a sindicatos ni partidos políticos, aunque cada compañera milite donde quiera.

Nuestro colectivo nos pertenece a nosotras, mujeres, compañeras, trabajadoras y estudiantes, que vivimos y empatizamos con nuestras condiciones sociales, es por ello que el colectivo no está abierto a la participación de hombres de forma interna,
siendo nuestras charlas, talleres y actividades para todos y todas. Creemos que la mujer, como fuerza operante, competente y activa del cambio social, necesita su propio espacio dentro de cualquier lucha social, espacio muchas veces negado y
dominado por los hombres. Como mujeres, reivindicamos nuestro legítimo derecho a conocernos, cuestionarnos y encontrarnos dentro de nuestras propias posibilidades. Nos negamos a repetir roles de género, determinados por constructos sociales,
y es por ello que nuestra toma de poder pasa por un debate interno, personal e individual, para lograr una igualdad social real. En definitiva, aceptamos nuestro deber de empoderamiento, acompañado por compañeras, para poder expresarlo en
espacio públicos. De igual forma, consideramos que el trabajo de nuestros compañeros es igual que el nuestro, pero en cuestión de privilegios. La entrada o no de hombres en el colectivo vendrá determinado por los hechos, acciones e implicaciones consecuentes.
Nuestra lucha es una lucha social, real y directa, por lo que abogamos por la acción directa a la estructura patriarcal y machista, venga de donde venga y vaya donde vaya. También por el propio conocimiento del feminismo dentro de nuestro colectivo
y la compartición de ideas con otros colectivos.»

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